COMENTARIO
DE UN SONETO RENACENTISTA
Comentamos
ahora un poema de Garcilaso de la Vega. Se trata del famosísimo
Soneto XIII.
SONETO XIII
GARCILASO DE LA VEGA
a) Mide una estrofa del poema, señala sus características y lo que sepas de ella.
b) Explica el contenido del poema, determina su estructura y menciona su tema.
c) Explica de qué recursos, temas y tópicos literarios se ha servido Garcilaso de la Vega para desarrollar el tema del poema:a) Mide una estrofa del poema, señala sus características y lo que sepas de ella.
Garcilaso de la Vega ha utilizado en este poema la estructura métrica del soneto, poema estrófico de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. La rima es consonante y su distribución es la siguiente: ABBA/ ABBA/ CDE/ CDE.
El soneto es una forma métrica italiana que fue traída a España por primera vez por el Marqués de Santillana en sus Sonetos fechos al itálico modo; sin embargo, no será hasta el siglo XVI cuando la forma se imponga en España, gracias a Juan Boscán y a Garcilaso de la Vega, quienes, alentados por el embajador veneciano Andrea Navaggero, introdujeron definitivamente este metro italiano en nuestra literatura.
b) Explica el contenido del poema, determina su estructura y menciona su tema.
Se trata del soneto XIII, un poema de tema mitológico del poeta renacentista castellano Garcilaso de la Vega, una de las figuras más representativas de la lírica española. En él se recrea un episodio de las Metamorfosis de Ovidio: la ninfa Dafne, perseguida por el dios Apolo, se convierte en laurel.
La utilización de los mitos es uno de los motivos recurrentes en la poesía castellana renacentista, así como la aparición en la métrica castellana de una forma estrófica italiana, el soneto, que Garcilaso traerá a España.
El tema del poema es el amor imposible, inalcanzable, que provoca en el amante un dolor muy intenso.
Por lo que respecta a la estructura, cabe decir que un soneto es una estrofa de estructura rígida que, normalmente, suele hacerse corresponder con una especial distribución del contenido. Garcilaso ha descrito en los dos cuartetos el proceso de transformación de la ninfa Dafne en árbol y ha reservado los tercetos para expresar el sentimiento de dolor que experimentaba el desconsolado Apolo al comprobar cómo sus lágrimas vertidas riegan el árbol y lo hacen crecer.
Si nos detenemos en el análisis del texto propiamente dicho, llama la atención la perfecta estructuración de ambos cuartetos que una estructura paralelística formada por cuatro pluralidades:
Aspecto humano / Aspecto no humano (vegetal)
Brazos luengos / ramos
Cabellos verdes / hojas
tiernos miembros / áspera corteza
blancos pies / torcidas raíces
La disposición de estos elementos es, igual que ocurría en las oraciones, quiasmática (es decir, en equis). Como vemos, se contraponen dos aspectos de una misma realidad: Dafne; estos dos aspectos suponen dos momentos del proceso de la mutación que sufre la protagonista: aspecto humano / aspecto no humano (vegetal)
Estos elementos se distribuyen de la siguiente manera:
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro escurecían.
En este primer cuarteto, los elementos humanos abren y cierran la estrofa, mientras los elementos vegetales quedan encerrados en los dos versos interiores. Predomina lo humano, pero lo vegetal permanece escondido, en embrión, a la espera del segundo paso en la metamorfosis definitiva.
c) Explica de qué recursos, temas y tópicos literarios se ha servido Garcilaso de la Vega para desarrollar el tema del poema:
En los cuartetos y, en general, en todo el poema destacan los violentos hipérbatos con los que Garcilaso pretende mostrar la violencia que supuso la transformación de la ninfa en árbol. Igual que la ninfa se convierte en un árbol retorciéndose de dolor, los elementos de la oración se retuercen y alteran su estado habitual. Un buen ejemplo es el primer verso: “A Dafne ya los brazos le crecían” cuyo orden debería ser: “Los brazos ya le crecían a Dafne”. Llama también la atención el estilo plenamente verbal. Los verbos están colocados en una posición destacada del verso, provocando el efecto métrico de la rima, con lo cual se resalta el aspecto dinámico del cuarteto. La adjetivación, sin ser excesiva, sirve para mostrar las características de los elementos vegetales, destacando el epíteto “verdes hojas”. Por otra parte, aparece también un elemento de la descripción del tópico de la dama renacentista: “los cabellos que al oro escurecían”, donde una hipérbole ponderativa viene a recordar el viejo tópico de la dama rubia como el oro. Esta característica, “cabello rubio” junto a los “tiernos miembros” y “blancos pies” que aparecerán más adelante, completan el cuadro de la dama frágil y bellísima que los poetas solían recrear, lo que acrecienta más la violencia de la transformación. Por medio de estos recursos, que aparecen también en el otro cuarteto, Garcilaso consigue que la transformación de Dafne en laurel aparezca ante nuestros ojos de una manera muy viva y real. En la segunda estrofa, las cosas cambian:
De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros, que aún bullendo estaban; los blancos pies en tierra se hincaban, y en torcidas raíces se volvían.
Es lo vegetal, la corteza y las raíces, lo que recubre en este caso la sencilla estructura del cuarteto. En medio, los elementos humanos parece que pugnan desesperadamente por sobrevivir ante los designios implacables de los dioses.
Favorece esta interpretación la observación de los adjetivos que acompañan a los nombres: “tiernos” y “blancos” para referirse a los elementos humanos, remarcando más la característica de fragilidad y “áspera” y “torcidas”, para referirse a los elementos vegetales, reforzando la imagen de dureza, crueldad.
Si observamos los verbos, podemos ver también cómo sirven para manifestar la violencia de la transformación. Mientras los elementos vegetales van acompañados de verbos que sugieren modificación envolvente “se cubrían”, “se volvían”, los elementos humanos llevan consigo verbos que tienen connotaciones de lucha: “que aún bullendo estaban” , “se hincaban”. El primer terceto hace referencia directa al final del mito. Se alude de manera perifrástica al dios Apolo (“Aquel que fue la causa de tal daño”) y a cómo al ver convertida en laurel a su amada, llora desconsoladamente y sus lágrimas, al caer al suelo, riegan la planta, por lo que ésta crece con rapidez.
En el segundo terceto, el poeta se hace eco del dolor del personaje mítico y proclama emocionalmente la intensidad de su sufrimiento amoroso, por medio de exclamaciones retóricas. El mito pasa a tener valor universal y personal: el sufrimiento amoroso es inagotable porque el dolor hace surgir de nuevo el dolor, igual que las lágrimas de Apolo hacen crecer el árbol en que se convirtió Dafne.
Garcilaso de la Vega, en este soneto, ha escogido un mito clásico, cuyo significado, el amor inalcanzable, tiene relación con su propia experiencia humana. La composición, modelo de perfección técnica y de elaboración, pertenece sin duda a su época de madurez, cuando tras su estancia en Nápoles, ha asimilado el italianismo poético.
[Fuente: Alonso Fernández Santos, Antonio López Martínez, Pedro Lumbreras García, Azucena Pérez Tolón, Literatura 2º, Editorial Magisterio Casals, 1992. ]
COMENTARIO DE UN SONETO DE QUEVEDO.
LITERATURA BARROCA
SIGLO XVII
SONETO
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el Niño Amor, este es su abismo:
¡mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo
LOCALIZACIÓN
El
texto que vamos a comentar es un soneto, escrito por Francisco de
Quevedo, un escritor español del siglo XVII, cuya vida se
desenvolvió en el ambiente palaciego. Sus padres sirvieron a doña
Ana de Austria, y él intervino activamente en la política de su
tiempo con desigual fortuna. Apoyó al duque de Osuna (virrey de
Nápoles) y se opuso a la política del conde-duque de Olivares, lo
que le llevó a presidio, de donde salió enfermo y
desengañado.
Está considerado como el máximo representante del
conceptismo español, un movimiento literario que aspiró a expresar
con muy pocas palabras (mediante conceptos y correspondencias, que el
lector tiene que descubrir) mucho contenido. Su lema lo definió
Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Siguió
la línea poética platónico-petrarquista y del amor cortés, al
mismo tiempo que la satírica de Marcial y Juvenal. En la métrica,
adoptó formas renacentistas y barrocas, como el soneto, el terceto
encadenado, el romance, la silva, la letrilla, etc.
Escribió
poesía amorosa, metafísica, moral, religiosa, filosófica,
satírico-burlesca, etc. Canta la belleza y el poder de seducción de
la mujer que hace arder en deseo amoroso al enamorado y lo convierte
en un ser celoso, abatido y angustiado, al no corresponderlo y
mantenerse fría y distante. Siguiendo a Jorge Manrique, retoma el
tema de la brevedad de la vida y de la muerte, mostrando un gran
pesimismo y desengaño. Sigue la concepción cristiana de la vida en
su poesía religiosa, al tiempo que critica y pone de manifiesto la
decadencia del imperio español en su poesía de carácter
político.
En prosa escribió obras satírico-burlescas, como Los
Sueños, una novela picaresca, La vida del Buscón llamado don
Pablos, y otras políticas, ascéticas, satírico-morales y festivas
de gran importancia.
ANÁLISIS DEL CONTENIDO
Tema
Los
efectos contradictorios del amor.
Estructura del texto
En
el texto se pueden establecer dos partes:
I.
Los doce primeros versos: imágenes tópicas y contradictorias con
las que se define el amor.
II. Reflexión-conclusión: el amor no
es amigo ni de sí mismo.
De la enumeración de los tópicos se
extrae una reflexión final, que sirve de aviso a los amadores, para
que lo eviten.
Punto
de vista y actitud que toma el autor
El
autor adopta un punto de vista externo y distante, de quien ve los
efectos del Niño Amor tras haber sentido y sufrido, seguramente, sus
efectos, por lo que lo define de forma escéptica y
desengañada.
Tono
Desengañado, severo, persuasivo.
ANÁLISIS DE LA FORMA POR NIVELES
Recursos gráficos
Por la disposición del texto en la página, se percibe que es un poema, en el que se agrupan los versos en estrofas.
Recursos fónicos
Métrica
El
poema es un soneto, una composición culta renacentista, de origen
italiano, que se introdujo en la poesía española a través del
marqués de Santillana y que posteriormente, con gran éxito,
incorporó de forma definitiva en el siglo XVI el poeta Garcilaso de
la Vega, animado por su amigo Juan Boscán. Se utilizó mucho en el
barroco y ha llegado hasta nuestros días.
El soneto es un poema
estrófico que está formado por dos cuartetos y dos tercetos.
Todos
los versos son endecasílabos, es decir, tienen once sílabas, como
es usual en el soneto. Son, por tanto, versos de arte mayor.
La
rima es consonante (-ado, -ente, -ada, -ismo) puesto que en la última
palabra del verso, a partir de la vocal sobre la que recae el acento
prosódico, coinciden los sonidos vocálicos y consonánticos. Es
frecuente en los poemas cultos, frente a los populares o
tradicionales, en los que es más común la asonante.
La rima es
la siguiente: ABBA ABBA CDC DCD. En los cuartetos riman el primer
verso con el cuarto y el segundo con el tercero; en los tercetos rima
el primero con el tercero. La rima del segundo verso del primer
terceto se recoge en el segundo terceto, por lo que los tercetos
están encadenados.
Todos los versos tienen un acento rítmico en
la penúltima sílaba.
Coinciden generalmente las pausas versales
con las sintácticas, menos en el terceto final, en que entre el
segundo y tercer verso existe un encabalgamiento suave.
Salvo la
rima al final del verso, no existen recursos fonéticos dignos de
mención.
Recursos
morfosintácticos
Predominan en el poema los sustantivos (algunos de ellos abstractos) o elementos sustantivados, a través de los cuales se plasman los conceptos con los que se identifica al amor. Prácticamente todos los sustantivos aparecen complementados por un adjetivo calificativo antepuesto o pospuesto, un participio o una proposición subordinada de relativo que desempeñan la misma función que el adjetivo. Estos elementos aportan al sustantivo cualidades o aspectos semánticos negativos.
Junto a los sustantivos, el verbo que aparece casi con exclusividad es el verbo copulativo ser, que sirve, sobre todo en los dos cuartetos, de puente para establecer la relación de identidad entre el sujeto (el amor) y aquello con que se lo identifica metafóricamente (hielo, fuego, herida…). El verbo ser no transmite el significado de acción, más o menos pasajera, sino que implica esencia o permanencia, por lo que el amor es cada una de las cosas o conceptos con las que se lo identifica siempre, sin variación posible. Y como esto se presenta como objetivo, el poeta utiliza la tercera persona verbal.
El periodo sintáctico es muy conciso y breve. Los sintagmas verbales atributivos están yuxtapuestos, por lo que en el poema no se utilizan apenas enlaces o nexos, excepto en las proposiciones subordinadas adjetivas, que van introducidas por el relativo que: que duele y [que] no se siente (verso 2), que nos da cuidado (verso 5), que dura hasta el postrero parasismo (verso 10), que crece (verso 11).
Utiliza con profusión el recurso deíctico de la anáfora. El primer verso de las tres primeras estrofas comienza por la forma verbal es, que, además, se repite también al inicio de los versos segundo, tercero y cuarto del primer cuarteto. Igualmente existe anáfora en el comienzo de los mismos versos del segundo cuarteto, aunque el elemento coincidente es el artículo indefinido o indeterminado un. Con la anáfora se recuerda machaconamente la conexión entre el amor, que se mantiene elíptico -la elipsis es otro de los recursos utilizados por Quevedo en el poema- en las tres primeras estrofas, con los elementos con los que se lo relaciona y establece la identidad, con un significado que entendemos aditivo, aunque no lo exprese directamente.
Recursos
léxico-semánticos
Predomina el léxico característico del amor cortés y del petrarquismo. El amor se identifica con imágenes metafóricas tópicas y antagónicas, como era frecuente. Lo original de Francisco de Quevedo en este poema no son los tópicos que utiliza, que siguen la tradición, sino el número de ellos que presenta, que va disminuyendo conforme van sucediéndose las estrofas. Así, en la primera incluye seis tópicos: el amor es hielo, fuego, herida, bien, mal, descanso; en la segunda, la mitad, tres: cobarde, andar y amar; en la tercera, solo dos: libertad y enfermedad. En la última el amor se convierte en abismo.
El léxico que emplea no es de difícil compresión. Solo algunas palabras pueden presentar alguna dificultad por ser el estilo del poema cuidado y culto: descuido, ‘flaqueza’; cuidado, ‘preocupación’; postrero, ‘último’; parasismo, ‘paroxismo’ o ‘acceso violento de una enfermedad que hace perder al paciente el sentido y la acción durante mucho tiempo’, y curada, ‘remediada’.
Es en este apartado donde el escritor utiliza más recursos literarios. Ya hemos señalado que el conceptismo, con muy pocas palabras, expresaba el mayor número de significados. Señalaremos algunos de los más destacados:
La metáfora o identificación de dos elementos que aparentemente no tienen conexión entre sí, pero que en el poema la adquieren: amor se identifica, como ya hemos señalado anteriormente, con hielo abrasador, fuego helado, herida, bien, etc.
La antítesis: algunos sustantivos van complementados por adjetivos que, fuera del contexto poemático, son incompatibles semánticamente, pero que en el poema no solo se hacen compatibles, sino que aportan una mayor fuerza poética y expresiva a la imagen, causando un mayor impacto en el lector al desviarse notablemente de la norma habitual y producir gran extrañeza: hielo abrasador, fuego helado, descanso muy cansado, libertad encarcelada. Estas imágenes son también claramente hiperbólicas. Igualmente se ponen muy cercanos términos antónimos, que contrastan entre sí: bien-mal, cobarde-valiente.
La derivación o utilización de palabras que comparten el mismo lexema o raíz, pero cuyo significado es claramente diferente o antitético: descanso-cansado, descuido-cuidado, amar-amado.
Con el Niño Amor se refiere a Cupido o a Eros, el dios del amor, que en la mitología grecorromana se le representa como a un niño con los ojos vendados.
Predomina el léxico característico del amor cortés y del petrarquismo. El amor se identifica con imágenes metafóricas tópicas y antagónicas, como era frecuente. Lo original de Francisco de Quevedo en este poema no son los tópicos que utiliza, que siguen la tradición, sino el número de ellos que presenta, que va disminuyendo conforme van sucediéndose las estrofas. Así, en la primera incluye seis tópicos: el amor es hielo, fuego, herida, bien, mal, descanso; en la segunda, la mitad, tres: cobarde, andar y amar; en la tercera, solo dos: libertad y enfermedad. En la última el amor se convierte en abismo.
El léxico que emplea no es de difícil compresión. Solo algunas palabras pueden presentar alguna dificultad por ser el estilo del poema cuidado y culto: descuido, ‘flaqueza’; cuidado, ‘preocupación’; postrero, ‘último’; parasismo, ‘paroxismo’ o ‘acceso violento de una enfermedad que hace perder al paciente el sentido y la acción durante mucho tiempo’, y curada, ‘remediada’.
Es en este apartado donde el escritor utiliza más recursos literarios. Ya hemos señalado que el conceptismo, con muy pocas palabras, expresaba el mayor número de significados. Señalaremos algunos de los más destacados:
La metáfora o identificación de dos elementos que aparentemente no tienen conexión entre sí, pero que en el poema la adquieren: amor se identifica, como ya hemos señalado anteriormente, con hielo abrasador, fuego helado, herida, bien, etc.
La antítesis: algunos sustantivos van complementados por adjetivos que, fuera del contexto poemático, son incompatibles semánticamente, pero que en el poema no solo se hacen compatibles, sino que aportan una mayor fuerza poética y expresiva a la imagen, causando un mayor impacto en el lector al desviarse notablemente de la norma habitual y producir gran extrañeza: hielo abrasador, fuego helado, descanso muy cansado, libertad encarcelada. Estas imágenes son también claramente hiperbólicas. Igualmente se ponen muy cercanos términos antónimos, que contrastan entre sí: bien-mal, cobarde-valiente.
La derivación o utilización de palabras que comparten el mismo lexema o raíz, pero cuyo significado es claramente diferente o antitético: descanso-cansado, descuido-cuidado, amar-amado.
Con el Niño Amor se refiere a Cupido o a Eros, el dios del amor, que en la mitología grecorromana se le representa como a un niño con los ojos vendados.